Charles Darwin fue la primera persona en ver la más alta cima del continente americano. Este describió la erupción de un volcán en 1835, al que identificó como al Aconcagua. Su teoría fue incorrecta; se había confundido con el Tupangatito, situado a unos 90 km más al sur. El francés Pierre Pisis, mediante sus observaciones científicas, se dió cuenta de que el Aconcagua no presentaba ninguno de los caracteres típicos de un volcán. Por el contrario, a su juicio, la roca de dicho monte era sedimentaria, aunque más tarde se demostraría que esta hipótesis también era incorrecta.
Muchos años atrás, los incas intentaron conquistar el monte, como todos esos intentos acabaron de un modo trágico, afirmaron que el monte era, en efecto, invencible.
No fue así, ya que Gusffel se introdujo valerosamente en el laberinto de rocas, y escogió la ruta del norte, a la que creía libre de los obstáculos que suponían la nieve y el hielo. De este modo, acompañado de dos indígenas que le ayudaron en la travesía, consiguió superar todos los obstáculso que se le presentaron, y localizar el paso exacto.
Gusffel decidió entonces, que el Aconcagua debía ser un volcán, que escondía su cráter en un ángulo que Gusffel no consiguió visualizar.
Un tiempo después, Mathias Zurbriggen, famsoso por la conquista del Monte Cook, fue en una espedición al Aconcagua. En su travesía, encontró un mensaje en una caja de Gusffel, el cuál decía: "Segundo intento, Marzo de 1883". Mathias, motivado por esta carta y or la belleza de la montaña, decidió continuar a pesar de que sus compañeros habían decidido retirarse en en intento. Fue así, como Mathias, después de subir hatsa la cima, se dió cuenta de que el Aconcagua no poseía ningún cráter, aunque las rocas que encontraron eran "lava", por lo que se llegó a la conclusión de que el Aconcagua podía haber sido un antiguo volcán.
Schiller quería comprobar por él mísmo, subiendo a la cima del monte, si era volcán o no, y acabó con la conclusión de que el Aconcagua no es un volcán activo, ni un volcán adormecido; ni tampoco un volcán que se haya apagado recientemente, sino un volcán que se extinguió en épocas muy remotas y que se tapó por un desprendimiento de cordilleras.